Enrique Silva: Llegó un cambio generacional en la Política
La colaboración intergeneracional puede llevar a soluciones más completas y efectivas, en las que se aprovechen las fortalezas de todas las edades.
La capacidad para resolver problemas complejos no está determinada por la generación a la que se pertenece, sino por las habilidades individuales, la experiencia y la formación. En las proximas elecciones del 2024 probablemente tendremos una contienda en la que compitan dos generaciones.
Por un lado tenemos a dos políticas de la generación Baby Boomers (Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum), ambas cuentan con una amplia experiencia y sabiduría acumulada a lo largo de los años, lo que les brinda una perspectiva valiosa en la resolución de problemas. Su trayectoria les ha permitido enfrentar una variedad de desafíos y aprender valiosas lecciones.
Por otro lado está la generación llamada Millennial (Samuel García en Nuevo León), quien poseen habilidades únicas en el manejo de la tecnología y la adaptación a un mundo interconectado, lo que les brinda una ventaja en la resolución de problemas que requieren una perspectiva moderna y colaborativa.
Quien sea que gane, estamos ante una oportunidad única de tomar lo mejor de ambas generaciones en la que se combinen las competencias, habilidades, experiencia y enfoque independientemente de su generación. La colaboración intergeneracional puede llevar a soluciones más completas y efectivas, en las que se aprovechen las fortalezas de todas las edades.
Estamos siendo testigos de una transición silenciosa pero significativa. Nos guste o no, los políticos de la era del “Baby Boom”, con su vasta experiencia y perspectivas arraigadas en el pasado, están cediendo el paso a una generación más joven.
Este cambio es más que solo un reemplazo generacional; es una evolución necesaria para abordar los desafíos contemporáneos con una mirada fresca y adaptada a la era digital. La pregunta inevitable surge: ¿están los jóvenes mejor preparados para enfrentar los problemas de hoy? La respuesta radica en su capacidad de aprendizaje, adaptación y su innata afinidad con la tecnología.
Sin embargo, sería muy saludable para la vida pública de nuestro país, hacer uso de la invaluable experiencia de los polítcos de la generación del “Baby Boom”. Sus años de servicio y sabiduría acumulada aportan una muy necesaria perspectiva histórica.
La clave reside en el deseo e interés por una colaboración intergeneracional, donde los políticos jóvenes y los experimentados trabajen juntos para amalgamar lo mejor del pasado con las nuevas perspectivas del presente para encontrar soluciones efectivas para el futuro.
Un factor que no se puede ignorar en esta ecuación es el papel de las redes sociales en la formación de opiniones y la influencia política. Los Millennials son nativos digitales; comprenden intuitivamente el poder de las redes para comunicar, movilizar y catalizar el cambio. Este dominio digital puede ser una herramienta poderosa, pero también requiere una responsabilidad y discernimiento constantes para evitar la polarización y la desinformación. Para ello están los políticos experimentados.
El cambio generacional en la política es un fenómeno natural y necesario. La combinación de la experiencia arraigada en la historia y la energía fresca de la juventud ofrece un equilibrio prometedor. La clave está en reconocer y aprovechar los puntos fuertes de ambas generaciones para forjar un futuro político más inclusivo y adaptado a los desafíos de hoy.
No olvidemos que la efectividad de un líder no depende únicamente de su edad, sino de su capacidad para escuchar, aprender y tomar decisiones informadas en beneficio de la sociedad que representa. Es un llamado a la colaboración y la apertura de mente, en aras de un mañana más próspero y sostenible para todos.