Las llegadas irregulares a Canarias y Ceuta están disparadas
En las diez primeras semanas del año, han llegado el triple de personas que el año pasado
Desde que arrancó el año, las llegadas irregulares a nuestro país registran cifras nunca antes vistas. Cada balance quincenal que publica el Ministerio de Interior así lo confirma. En lo que va de año, se ha detectado un total de 15.148 personas que han entrado de manera irregular tanto por mar como por tierra, que representan el triple de las que entraron en las diez primeras semanas del año pasado.
Hay dos puntos en los que la incidencia está siendo superior y preocupante. Se trata de las Islas Canarias y Ceuta. El archipiélago concentra el grueso de las entradas irregulares, una tendencia que arrancó hace tres años y se mantiene constante pese a los esfuerzos económicos y contactos bilaterales para frenarlo. Así, 10.000 personas más entraron de manera irregular entre el 1 de enero al 15 de marzo a las Islas Canarias. En total, lo hicieron 10.215 personas, un 469% más que en el mismo periodo del año pasado.
El otro punto de entrada que está experimentado un aumento considerable respecto a las estadísticas anteriores es Ceuta. En lo que va de año, han entrado por la vía terrestre 736 personas frente a las 179 que lo hicieron en 2023. Se entiende que estos números contienen las llegadas a nado a la ciudad autónoma. Las aguas de la bahía sur de Ceuta han sido testigo en las últimas semanas de un aumento sostenido en el número de inmigrantes que intentan llegar a tierra nadando. En el mes enero y febrero, estos cruces se han realizado cuando las condiciones climatológicas eran adversas y por lo tanto la vigilancia era menor debido a la mala visibilidad, pero al mismo tiempo más peligrosa para quienes intentan llegar. De hecho, son varios los cadáveres que han aparecido en la costa.
En cuanto a las llegadas a través de la Península y Baleares, las cifras también son preocupantes. Un total de 2.011 lo hicieron hasta el 15 de marzo frente a las 1.306 personas que lo hicieron en 2023. Con estas cifras, aumenta la presión hacia el Gobierno para frenar esta tendencia, ya que los recursos de acogida están contra las cuerdas tras meses tensionados.