Con la
Semana Santa a la vuelta de la esquina somos muchas las que tenemos la vista en esa escapada a la playa, a la montaña o simplemente a casa, si vivimos en una ciudad que no es la nuestra. Estos
viajes rápidos de tres o cuatro días son un chute de alegría y desconexión en los que escapar de la rutina y disfrutar sin preocupaciones. Y aunque
si los hacemos en coche no hay problema porque podemos meter prácticamente todo lo que queramos,
la cosa cambia si el avión, el tren o el bus son nuestro medio de transporte.
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