Los Tajos es un proyecto truncado
Las plantas de tratamiento de aguas residuales tienen como propósito depurar el líquido contaminado por las diferentes actividades humanas mediante procesos físicos, químicos y biológicos para devolverlo al ambiente.
Costa Rica cuenta con gran cantidad de sistemas de tratamiento de aguas residuales. Algunos son administrados por empresas privadas y otros por entidades públicas. El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) tiene a cargo el más grande desde que comenzó operaciones en el 2015.
La megaplanta de tratamiento Los Tajos fue financiada con un préstamo otorgado por el Banco Japonés de Cooperación Internacional, formalizado el 31 de marzo del 2006.
El costo final de la obra ascendió a $48 millones. Para el tratamiento, la planta fue diseñada con una línea de agua, una línea completa de lodos, una línea de gases y una línea de olores. Su capacidad para tratar en la etapa uno es de 2,81 metros cúbicos por segundo (2.800 litros por segundo).
Los Tajos brinda tratamiento primario, esto quiere decir que limpia el agua residual parcialmente y deja de lanzar diariamente a los cuerpos de agua entre 8 y 10 toneladas de lodos fecales, debidamente tratados (deshidratados) y depositados en un relleno sanitario.
A pesar de la gran capacidad de Los Tajos, se están tratando solamente 700 litros por segundo porque aún no se consigue terminar las obras de interconexión de las extensiones de los colectores que recibirán aguas residuales de 11 cantones del Área Metropolitana y que se construyen a través del Proyecto de Mejoramiento Ambiental.
Asimismo, como es un sistema de tratamiento primario, no se está cumpliendo los parámetros establecidos en la norma ambiental (Reglamento de reuso y vertido 33601-MINAE-S), el cual establece límites de vertidos específicos para mejorar la calidad de agua residual que se descarga en los ríos.
Es decir, que el país sigue en deuda con el ambiente, pues no logra recolectar todo el caudal de las aguas residuales que se produce en el área metropolitana. Aun si se lograra llevar toda esa agua hasta Los Tajos, no cumpliría con los parámetros de la normativa ambiental.
Resulta necesario que el Estado tome las acciones urgentes para realizar las inversiones requeridas con el fin de mejorar la calidad del efluente de la planta de tratamiento Los Tajos.
Lo anterior implica que se debe pasar de un tratamiento primario a uno secundario o biológico. Para ello se requiere ampliar las obras de la planta; mientras el cambio no se ejecute, seguirá creciendo la deuda con el ambiente hasta que sea insostenible.
Sobre los autores: Darner A. Mora Alvarado es salubrista público y Manuel López Fonseca es exdirector de la Dirección de Recolección y Tratamiento de la GAM-AyA.