Hay que escuchar a los jóvenes árabes
La última encuesta sobre la juventud árabe sugiere una creciente batalla entre el optimismo y el pesimismo, especialmente en lo que se refiere a la economía.
Es difícil que reine el optimismo en un momento de profunda incertidumbre y de agitación global. La Encuesta de la juventud árabe de ASDA’A BCW, realizada pocos meses después de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia e inmediatamente después de la pandemia de covid-19, reflejó un panorama económico cada vez más lúgubre.
El alza acelerada de los precios de las materias primas y las alteraciones de las cadenas de suministro venían alimentando la inflación a escala mundial y los precios más altos de los alimentos afectaban a los hogares de bajos ingresos y minaban la seguridad alimentaria en muchas partes de Oriente Medio y el norte de África (MENA).
No ha cambiado mucho en el año que transcurrió desde entonces. A pesar de cierto alivio a partir de finales del 2022, las presiones de los precios siguen siendo persistentemente altas; este año, se prevé que la inflación promedie alrededor del 15 % en el mundo árabe. Muchos de los bancos centrales de la región siguieron ajustando la política monetaria para impedir que las expectativas de inflación se desanclaran. Junto con la turbulencia en los mercados financieros globales y la mayor incertidumbre en materia de políticas, esto podría afectar la actividad económica en el futuro previsible.
No sorprende que los crecientes costos de vida y el desempleo fueran las preocupaciones más apremiantes para los jóvenes árabes. La encuesta del 2022 cubrió cinco Estados del Consejo de Cooperación del Golfo, o CCG (Baréin, Kuwait, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos), el norte de África (Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Sudán y Túnez) y el Levante (Jordania, Irak, Líbano, los territorios palestinos, Siria y Yemen), donde sigue habiendo disparidades marcadas en materia de ingresos y riqueza.
Este año, el 41 % de los participantes dijo tener dificultades para hacerse cargo plenamente de sus gastos, comparado con el 37 % en el 2021. Este porcentaje es mucho más alto en el Levante, donde el 63 % de los jóvenes encuestados no podía cumplir con sus obligaciones financieras elementales.
Asimismo, la encuesta de este año resaltó hasta qué punto las preocupaciones de los jóvenes árabes en materia de educación y desempleo opacaban sus esperanzas para el futuro. Alrededor del 83 % de los participantes estaba preocupado por la calidad de la educación en su país. Y si bien solo el 15 % de la población joven en los países del CCG dijo que le costaría encontrar trabajo, ese porcentaje era del 55 % en el norte de África y del 73 % en el Levante.
Espíritu emprendedor
El resultado más alentador fue un creciente interés en el espíritu empresarial. Más jóvenes árabes expresaron su deseo de abrir un negocio y trabajar de forma independiente, mientras que la atracción tradicional de los empleos estatales parece estar mermando (excepto, quizás, en los países del CCG). Este cambio ayudará a impulsar el dinamismo económico y fomentar el crecimiento, lo que podría traducirse en más oportunidades para las generaciones futuras.
En respuesta a estos resultados, los responsables de las políticas deberían centrarse en abordar la crisis del costo de vida y generar más y mejores oportunidades laborales. Para proteger a los hogares del alza de los precios harán falta medidas dirigidas, como transferencias de efectivo temporales a los segmentos más vulnerables de la población, aunque los gobiernos deberían resistir la tentación de volver a introducir o expandir los subsidios y las restricciones comerciales.
Mientras tanto, las respuestas de la encuesta apuntan a una estrategia dual para abordar la falta de empleos: combatir la corrupción y el nepotismo y mejorar el sistema educativo, lo que exige que los responsables de las políticas realicen reformas a largo plazo.
Si bien es importante ayudar a los jóvenes a forjar capacidades que sean atractivas para los empleadores actuales y futuros, los gobiernos también deberían brindar un apoyo empresarial a los jóvenes árabes que pretenden lanzar y hacer crecer sus propios negocios. Más allá de ofrecer más capacitación, esto implica eliminar las barreras para acceder al mercado, aumentar la transparencia en la provisión de bienes y servicios públicos y ampliar el acceso al crédito.
El Fondo Monetario Internacional recientemente resaltó la importancia de redoblar la digitalización y de invertir en nuevas tecnologías en la región MENA. Esto ayudaría a los hombres y mujeres jóvenes a sacar todo el provecho posible de las nuevas oportunidades laborales asociadas con el trabajo en remoto, el aprendizaje online, las finanzas digitales y el comercio electrónico. Al mismo tiempo, la digitalización mejorará el acceso a los servicios de protección social y su distribución.
Cambio climático
Los resultados de la encuesta subrayan la amenaza planteada por el cambio climático. El mundo árabe depende marcadamente de las importaciones de alimentos, lo que hace que los suministros y los precios sean vulnerables a eventos climáticos graves en otras partes del mundo.
Los responsables de las políticas deben tomar medidas decisivas para garantizar la seguridad alimentaria, como invertir en infraestructura resiliente al clima, usar el agua de manera más eficiente y mejorar la gestión de las reservas alimentarias y las cadenas de suministro a escala nacional. Una mayor inversión en tecnologías de energía limpia también podría ofrecer ventajas comparativas (al reducir las emisiones producidas por las exportaciones industriales), acelerar la diversificación de las economías de la región y crear empleos.
El FMI está comprometido en respaldar la región MENA mediante financiamiento. De hecho, ya asignó $53.800 millones a los países árabes desde el inicio de la pandemia, junto con asistencia para el desarrollo de capacidades y asesoramiento en cuanto a las políticas. El Fondo también está mejorando su conjunto de instrumentos de préstamo para ayudar a los países a enfrentar mejor las crisis y los desafíos por delante.
Para hacer frente a la urgente crisis alimentaria que padecen sus miembros más vulnerables, el FMI introdujo una ventana de préstamo de un año que, a partir de abril del 2023, ha beneficiado a seis países con un total de $1.900 millones. Este programa se complementa con el nuevo fondo de resiliencia y sustentabilidad del FMI, que respalda a los países de bajos y medianos ingresos para que puedan enfrentar los desafíos a largo plazo, entre ellos el cambio climático y las pandemias futuras.
Si bien la encuesta más reciente de los jóvenes árabes, en definitiva, presenta un panorama positivo, ya que muchos están convencidos de que sus mejores días están por delante, también sugiere una batalla cada vez mayor entre el optimismo y el pesimismo, particularmente en lo que concierne a la economía. Es de esperar que, con el apoyo de organizaciones internacionales como el FMI, la próxima encuesta muestre una sensación renovada de confianza, inspirada en mejores condiciones económicas. Debe seguir alimentándose la esperanza de un futuro mejor, incluso o especialmente en tiempos turbulentos.
Jihad Azour, exministro de Finanzas libanés, es director del Departamento para Oriente Medio y Asia Central del Fondo Monetario Internacional.
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