Erosión en Caldera amenaza con desconectar tramos de carretera, señala Lanamme
Resultados de una inspección realizada entre julio y agosto reconocen utilidad de obras de protección, pero advierten de que serán insuficientes. Enfatizan en posibles efectos para la competitividad del país y para la seguridad de los usuarios
Sectores de la ruta nacional 23, entre Caldera y El Roble de Puntarenas, podrían quedar sin conectividad por el efecto de la erosión costera, principalmente cerca de la desembocadura del río Barranca y en el sector donde se ubica la escollera o dique de defensa contra oleaje.
La llamada de atención forma parte de las conclusiones de la evaluación de seguimiento realizada por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), entre julio y agosto, cuyos resultados se dieron a conocer este viernes.
Según estas, el manejo de aguas superficiales en ese sector es muy importante y por lo tanto el mantenimiento que debe de tener el canal de drenaje es esencial para proteger la carretera.
También se señala como altamente susceptibles la zona de playa Nueva (al oeste del puerto de Caldera), en la playa que está al sur del puente del estero de Mata de Limón, en playa Caldera norte (alejándose de la línea de costa) y en los acantilados de Roca Carballo.
Lanamme reconoció que las obras de reconstrucción del enrocado (cubrimiento con rocas) en Caldera protegerán la ruta del oleaje y mareas altas en este momento, pero enfatizó en que será necesaria una intervención que disminuya la exposición de la ruta a la erosión causada por el mar.
Roy Barrantes, coordinador de la Unidad de Evaluación de la Red Vial Nacional del Laboratorio, manifestó que lo primero a considerar es que se trata de un corredor “fundamental” para la competitividad, el cual es altamente vulnerable a la interrupción del paso debido a ese efecto erosivo.
“La carretera está invadiendo el espacio de la playa, no es al revés. Estamos viendo una alta vulnerabilidad de la ruta y eventualmente se puede perder la conectividad, eso podría tener efectos devastadores para la comunidad y para la productividad del país”, advirtió.
Además de ese peligro, existe un riesgo para los usuarios de la carretera, pues cuando se dan altos oleajes se contamina la superficie con arena, razón por la cual hay que tener planes de mitigación de primer impacto para mejorar la señalización, control vehicular, al tiempo que se diseñan soluciones de mediano y largo plazo.
“Se recomienda coordinar los esfuerzos con la Dirección General de Ingeniería de Tránsito (DGIT), con el fin de proponer las señales verticales más adecuadas para este tipo de peligros; y complementar con señales de reglamentación e indicar que la regulación aplica para ciertas condiciones, en este caso, ante las fuertes lluvias y alto oleaje. Lo anterior, aparte de la necesidad de control de tránsito en los momentos críticos de oleaje”, dice el documento.
Obras y medidas necesarias
Para abordar la situación, dijo Barrantes a La Nación, hay que diseñar primero un plan en corto plazo para mitigar el riesgo de los usuarios y luego otros planes a más largo plazo, entre ellos, alejar la carretera de la playa y modificar la dinámica de la vía.
En las conclusiones de la inspección también se recomienda la construcción de dos espigones (estructuras de rocas) extremos en la playa y, además, encerrar el sector que presenta mayores problemas con dos espigones más, que lleguen hasta unos 5 m de profundidad en el mar. Estas son soluciones indicadas por el Laboratorio de Ingeniería Marítima y Fluidal (LIMF) desde 2013.
Además, el Laboratorio hizo mucho énfasis en la importancia de mantener información continua sobre el estado y los pronósticos de olas y viento.
Con ese objetivo, se aconseja prestar atención a los pronósticos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar) de la Universidad de Costa Rica y al pronóstico de oleaje local del Ministerio de Obras Públicas y Transportes e IMARES-UCR, los cuales están acompañados de un sistema de cuatro niveles de precaución (celeste, verde, amarillo y rojo) siendo el rojo el escenario más severo.
Igualmente, el Laboratorio recomendó revisar las imágenes de la cámara web del Miocimar una vez que sea reconectada, ya que se desinstaló durante la colocación de rocas en el mes de agosto. También recomendó a los usuarios contar con la aplicación gratuita de celular del Imares y Miocimar, que incluye advertencias.
Así, con toda la información disponible se pueden tomar medidas oportunas, tanto por parte de las autoridades como por parte de los usuarios de la vía.