Sala IV ordena a Fuerza Pública abrir proceso contra policías que vapulearon a hombre en Jacó
Hombre fue abordado y agredido dos veces en un mes, magistrados concluyeron que en ambos casos ‘no se utilizó la fuerza mínima necesaria’
La Sala Constitucional ordenó a la Fuerza Pública abrir un proceso disciplinario contra los policías que vapulearon, en dos ocasiones, a un hombre en Jacó de Garabito, en Puntarenas.
La orden fue emitida el pasado 24 de noviembre, en la resolución de un habeas corpus presentado por el ciudadano que sufrió varias lesiones debido a las agresiones policiales.
La primera de ellas fue el 5 de setiembre de este año, cerca de las 7 p. m., cuando el recurrente transitaba en su auto frente a una heladería de Jacó. Los magistrados indicaron que el hombre fue aprehendido, presuntamente, por negarse a identificarse, resistirse, e intentar agredir a un agente policial.
Los oficiales lo redujeron a la impotencia y lo trasladaron a la Delegación Policial donde se habría abalanzado sobre la silla de la oficial de guardia, arrinconándola contra la pared, por lo que fue reducido a la impotencia nuevamente.
El hombre relató, sin que esto fuera incluido en los hechos probados de la sentencia, que el asunto inició cuando él manejaba su auto y adelante iba una patrulla que paró para dejar pasar a un peatón, por lo cual frenó y se colocó a un lado de la unidad policial.
Afirmó que uno de los oficiales le gritó que por qué rayaba de ese lado de la carretera, a lo que él respondió que no le gritara. Los policías le ordenaron bajar del vehículo, y cuando el recurrente les dijo que no le hablaran de manera altanera, uno de los oficiales lo agarró del cuello e intentó lanzarlo al suelo, sin lograrlo.
Luego, lo esposaron y lo llevaron en la patrulla a la Delegación Policial de Jacó. El hombre aseguró que durante el trayecto uno de los oficiales lo iba golpeando y al llegar a la Delegación fue agredido por todos los oficiales que estaban allí. Posteriormente, lo metieron en las celdas.
Explicó que luego llegaron sus padres, a quienes un oficial les dijo que lo detuvieron por irrespeto a la autoridad y que permanecería seis horas más encerrado, pero lo soltaron antes por la insistencia de los padres.
Luego, lo llevaron a la sección de Urgencias del Área de Salud de Garabito, donde la Sala constató que el hombre fue dictaminado con una herida en la cabeza, así como equimosis (lesión similar a un moretón) en cuello, rostro, espalda, ambas extremidades superiores y pierna derecha.
El segundo hecho ocurrió el 4 de octubre, a eso de las 3:40 p. m., cuando el recurrente fue abordado por policías por presuntamente consumir marihuana en la playa. El hombre se habría negado a identificarse y retó a los efectivos policiales a pelear, por lo que una vez más fue aprehendido y trasladado a la Delegación.
El hombre alegó que, en la playa, uno de los oficiales le apuntó con un arma, le exigió a él y un amigo que les indicara adónde tenían drogas. Después, otro de los oficiales lo habría tirado al suelo y asfixiado, le pusieron las esposas y lo habrían dado choques eléctricos cuatro veces con una pistola taser.
Al llegar a la Delegación, afirmó que lo volvieron a golpear y a patear en sus genitales, e incluso lo hicieron sangrar por un oído. Alegó que le quitaron su cédula de identidad venezolana y le indicaron que lo llevarían a Migración, para que lo sacaran del país.
En una nueva valoración médica, se señaló que tenía golpes en su rostro, brazo izquierdo, muñeca derecha, muslo izquierdo, rodilla derecha y pierna izquierda.
Versión policial
En su descargo ante los magistrados, el jefe de la Delegación Policial de Garabito, Abraham Güix Madrigal, relató que el recurrente fue abordado la primera vez por intentar rebasar por la derecha en zona peatonal, donde cruzaban unas personas.
Afirmó que una vez le pidieron identificarse, él se negó e intentó agredir a uno de los policías, “por lo que se usó la fuerza necesaria para poder realizar la aprehensión”. En la Delegación, fue contenido mientras lanzaba golpes y patadas para alcanzar a una oficial, y contra los efectivos que intentaban detenerlo. Poco después, indicó que salió en buenas condiciones físicas, con sus padres.
Sobre la segunda aprehensión, Güix indicó que el recurrente retó a pelear a los policías mientras lanzaba y destruía con los pies el cigarrillo de la posible marihuana que consumía en la playa. Agregó que como él no portaba identificación, lo trasladaron a la Delegación Policial, donde consultaron a Migración y les indicaron que se encontraba en condición de refugiado.
“En ambos casos, por un tema de prevención y de seguridad ciudadana fue que se intervino al recurrente, pero que en ningún momento se le privó ilegítimamente de su libertad, ni se le golpeó deliberadamente como lo quiere hacer ver el recurrente”, manifestó el jefe policial.
Con esta información médica, los magistrados concluyeron que “pese a lo afirmado con respecto a que (...) los oficiales actuantes de la Fuerza Pública de Garabito, utilizaron la fuerza mínima necesaria, la prueba pericial que existe en autos permite constatar que, en el caso de ambas detenciones no se utilizó la fuerza mínima necesaria, sino que el tutelado sufrió la agresión policial que reclama”.
De esta forma, la Sala ordenó a Marlon Cubillo Hernández, director de la Fuerza Pública, dar inicio de inmediato a “un procedimiento administrativo disciplinario en contra de los agentes policiales involucrados en los hechos acusados por el recurrente”.
Además, dos meses después de notificada la sentencia, se debe dictar la resolución de dicho procedimiento disciplinario.