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Tuve que parar, no había más remedio. El coche de la poli llevaba más de quinientos metros persiguiéndome a toda sirena y con festival de luces… no podía ignorarlo más…
Me quedé en el arcén esperando a que asomara la cabeza de algún agente, o alguna pistola. Mientras preparaba una retahíla de excusas como que no lo había visto o que estaba un poco sordo, un flash cruzó mi mente…
Era muy pronto por la mañana, no había un alma en aquella revirada carretera que subía a pistas, había cogido el camino difícil, no el otro lado donde todos hacen carreras para llegar… podría pasar cualquier cosa sin testigos a la vista… empecé a sudar…
El agente que salió del coche patrulla se dirigió hacia mi coche sin prisa alguna, cansinamente, con las manos en los bolsillos. Yo flipaba… me esperaba algo más...'