Escribir es predicar en el desierto. Esta es la sensación que me produce insistir en estas páginas en el desastroso funcionamiento de la Administración Pública, instalada en una situación de abandono y deterioro que produce vergüenza. Llevo sufriendo años la ineficiencia de la Seguridad Social , donde no atienden al teléfono, no hay cita previa y el acceso a sus delegaciones está en manos privadas. Pero lo peor de todo es la absoluta falta de seguridad jurídica. Mi caso es digno de Kakfa. No aburriré al lector con detalles. Sólo diré que me obligan a cotizar siendo jubilado activo y luego me multan por ello. El ministro Escrivá negó que eso fuera posible, pero lo es. Ningún funcionario ha sido...
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