En el campeonato que se viene montando alrededor de Rubiales no se salva nadie, menos su madre. La madre acaba de llegar a este postmundial salvaje, se llama Angeles Béjar , y cumple huelga de hambre en la iglesia de su pueblo. En lo que importa, las madres nunca pierden la razón, y ahí está Angeles, que se ha encerrado en la rebelde santidad que es una madre, cuando le tocan a un hijo. El hijo ya sabemos que es un calvo que se despeina mucho, por euforia, o por chulería, o por todo junto, y ahora ha perdido la vida laboral por delicadeza, porque delicadeza es un beso, si miramos la hoja de servicios de Rubiales, que es una...
Ver Más