Los surtidores de la gasolinera de Atocha hace cuatro años que dejaron de servir carburante a la hilera de coches que durante medio siglo –el tiempo que duró la concesión– hicieron cola en el paseo de la Infanta Isabel para repostar, pero el icónico edificio de Repsol se mantenía, aunque sin uso, en pie, justo detrás del monumento a las víctimas del 11-M . Tenía, eso sí, los días contados desde que en el 2013 el gobierno de Ana Botella anunció una reforma en el eje Prado-Recoletos que implicaría la desaparición. Pero nunca llegó a ejecutarse. Diez años después son las obras de la línea 11 de Metro, a su paso por Atocha, las que han derribado los últimos vestigios...
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